· Si sos lector ávido: vas a disfrutar la mezcla de investigación y testimonio: hay pistas teóricas para seguir en profundidad, nombres y referencias que invitan a volver a subrayar. Es un libro para releer, para tomar notas y para conectar con otras lecturas sobre creatividad y prácticas contemplativas.
· Si no lees tanto: la propuesta es accesible y práctica: no es un manual hermético, sino una invitación clara a experimentar la creatividad como práctica de sentido. Si querés empezar a leer más, este título puede ser un buen puente: te habla en primera persona y te deja herramientas aplicables desde la primera página.
Propone una mirada que une dos urgencias contemporáneas: comprender la vida como práctica de sentido y entender la creación artística como camino de transformación. A partir de un trabajo de investigación sólido, Kreimer navega en la intersección entre inspiración, conciencia y atención, y se pregunta si el impulso creativo es solo “arte” o si involucra dimensiones más amplias del ser.
El libro invita a pensar la inspiración no como un golpe de suerte sino como una energía que puede cultivarse: atención sostenida, disciplina interior y apertura a lo sutil. Kreimer recorre antecedentes teóricos y vivenciales —desde tradiciones espirituales hasta referentes contraculturales de su propia generación— y muestra cómo el artista puede convertirse en un “buscador”: alguien que no solo produce obra sino que transforma su vida en aprendizaje y práctica. Resulta valioso el modo en que el autor nombra lo inexpresable: las energías sutiles que, al ser reconocidas, a menudo actúan por sí mismas.
La escritura es a la vez reflexiva y práctica; Kreimer sabe integrar anécdota, teoría y guía. Su recorrido personal —periodista contracultural, editor y autor con una larga trayectoria en búsquedas interiores— le da legitimidad y calidez a la propuesta. Para quien transita la incertidumbre del presente, este libro ofrece más que consuelo: ofrece herramientas para que la creatividad sirva como brújula ética y espiritual.